LA VITICULTORA MÁS JOVEN DE LA ISLA. Es una de las cuatro bodegueras de la Isla de La Palma, y entre ellas la más joven. Al frente de Bodegas Perdomo ha conseguido que la marca Piedra Jurada coseche éxitos con una nueva imagen.
EL PAPEL DE LA NUEVA MUJER RURAL. “No quiero que me llamen a una conferencia por ser mujer. Quiero que me llamen por ser profesional. Ese es el objetivo. De no ser así, nos estamos confundiendo”.
Patricia Perdomo es el emblema de la nueva mujer rural. A sus 25 años esta emprendedora dirige con éxito Bodegas Perdomo en Garafía. Tomó el relevo generacional en 2013, de manos de su padre y su tío, y lo primero que hizo fue cambiar la etiqueta de la marca. Así fue como la marca Piedra Jurada tomó una nueva imagen y llegó a un nuevo público. Durante este periodo dedicó tiempo a la formación. Ahora es técnico superior en viticultura, además de especialista en gestión enoturística y análisis sensorial de vinos. Todo ello sin dejar de trabajar en la bodega, a la que se dedica de lleno.
“Mucha gente joven que no estaba acostumbrada al vino o tenía mal recuerdo de él ha cambiado de opinión. Ahora el vino se acaba en nuestra bodega. Hemos visto un cambio de mentalidad muy grande”, expresa satisfecha. Aunque este es un logro que considera compartido entre todos los viticultores de la Isla, de quienes destaca la unidad y la sana competencia. “El éxito que están teniendo muchos compañeros se debe a que poco a poco se está valorizando nuestro trabajo. Canarias está diciéndole al mundo que tiene un producto de calidad. Antes el turista se iba de la Isla sin saber que aquí había vino”. También señala para este cambio el aumento formativo entre el público. “La gente ya conoce mejor el vino. Nosotros en Garafía hemos comenzado con La Asociación de Catadores El Almud. Solo llevamos un año, pero tenemos gente súper comprometida”, afirma.
Durante todos estos años Patricia ha luchado por sacar adelante la bodega. “Esto no ha sido una herencia. Ha sido una apuesta en la que he hecho una inversión. Es cierto que mi padre estaba aquí, pero esto antes era una SAT, y ha habido que negociar y llegar a acuerdos”.
Y es que Bodegas Perdomo es una bodega familiar en la que todos trabajan por un objetivo común. “Hay ciertas cosas que procuramos hacer mecánicamente. El prensado es la base de un buen vino. Si hemos innovado es para aumentar la calidad. De cualquier modo, no tenemos grandes maquinarias y buscamos siempre que todo sea lo más tradicional posible. Además huimos de los químicos. Buscamos siempre la menor dosis de conservantes.” ¿La finalidad? Una menor intervención en el vino.
“Trabajamos en el campo para que nuestra uva venga con un grado alcohólico concreto y una acidez concreta. Intentamos buscar la maduración perfecta de la uva, y para eso hay que conocer bien el viñedo. Además intentamos ser totalmente sostenibles, tanto dentro de la bodega como en el viñedo, por tanto nuestros vinos varían mucho de un año a otro”.
Así, el embotellado sigue siendo manual. No quiere mecanizarlo pues asegura que durante el proceso se viven algunos de los mejores momentos. “Usamos corcho ecológico, aunque próximamente nos pasaremos al natural, cuando encontremos uno que cumpla nuestras necesidades”, adelanta.
Si bien es cierto que vivir y trabajar en Garafía supone una discriminación en cuanto al transportes de mercancías, Patricia reivindica este inconveniente como “una lucha constante que no se ve y que vivimos todas las empresas de la Isla. Cosas que parecen insignificantes a una bodega pequeña le afectan muchísimo”, comenta. Aún así, sabe que Garafía tiene mucho que ofrecer. “Tenemos una riqueza que nadie puede imaginar hasta que no llegan aquí y lo ve con sus ojos. Somos totalmente ricos. Solo nos hace falta que se valorice nuestro producto y el trabajo de mujeres y hombres que dedican su vida a ello”.
El éxito de la mujer en el mundo del vino lo achaca a la distinta manera de ver y vender el producto, pues sostiene que el trabajo es el mismo y que el choque que había antes entre hombres y mujeres es algo del pasado. “Somos mujeres profesionalizadas que podemos llegar muy lejos, y las mujeres que no se han profesionalizado, porque aquí existen muchas que no han tenido la oportunidad de formarse, han aprendido mucho de sus abuelos y abuelas, de sus padres y madres, con lo cual también deben considerarse profesionales aunque no tengan un título”, defiende Patricia.
Con esto, en su discurso pone en valor a todas sus antecesoras, mujeres que durante años trabajaron en la viña junto a sus familias, aunque no fueran reconocidas por ello. Tiene claro es que queda aún mucho camino, pero sabe que debe hacerse lentamente y con unidad. “Lo que necesitamos son personas que trabajen con unos objetivos y valores de igualdad. Todos somos personas y todos somos iguales”.
También agradece la labor de Lucía Perdomo. “Mi hermana también es parte del proyecto. Es ingeniera agrícola y una parte esencial de la bodega. Sin su apoyo no estaría aquí”. Patricia sabe que, aunque ahora gracias a su dedicación es un rostro reconocible dentro de los emprendedores de la Isla, no es la única joven que trabaja por cumplir sus sueños en el mundo rural.
“Que valoren que la gente joven vuelva a Garafía y lo reconozcan es importante y emotivo. Los que vamos empujando tenemos la ilusión de labrarnos un futuro. ¡Hay tantas posibilidades que explotar! Antes todo el mundo me decía que aquí no había nada que hacer pero… ¿acaso eso es malo? Puedes hacer todo lo que quieras hacer”, concluye en relación a las posibilidades que ofrece la Isla, y en concreto Garafía, en el medio rural.
CONTACTO
Bodegas Perdomo · Piedra Jurada
C/ Joaquina, 12, Las Tricias · Garafía
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