Un abono creado en La Palma

El compostaje se afianza como el modelo más viable para la gestión de los residuos del plátano en la isla.
UNA APUESTA FACTIBLE
Visitamos la Planta de Compostaje ‘La Prosperidad’ en Tijarafe para conocer in situ el resultado del ‘Programa Piloto de Aprovechamiento de Residuos Orgánicos para la Fertilización de Explotaciones Agrícolas’, gestionado por ADER La Palma.
MÚLTIPLES BENEFICIOS
Sus soluciones a nivel medioambiental, el importante ahorro económico o la transformación de los propios residuos en un abono bioestabilizado que mejora la productividad de las fincas, convierten el compostaje en la alternativa más provechosa para el sector.
La gestión de residuos de las industrias agroalimentarias en la isla plantea un reto de sostenibilidad que puede solventarse gracias a las numerosas ventajas del compostaje aeróbico, según las conclusiones que se extraen de la experiencia piloto gestionada por la Asociación para el Desarrollo Rural de La Palma para la Consejería de Agricultura del Cabildo Insular en la costa de Tijarafe. “Ponemos a disposición de todos los agentes de la isla que operan con residuos procedentes del sector primario, un modelo de gestión viable desde el punto de vista técnico, operativo y económico”, asegura el gerente de ADER La Palma, Francisco Miguel Domínguez.
El programa, que ha contado con la colaboración de la Cooperativa Agrícola ‘La Prosperidad’, finaliza tras tres años de estudio y experimentación que han permitido al equipo optimizar el proceso y dar con las claves que certifican su viabilidad. “Se demuestra que una gestión de los residuos a través del compostaje beneficia al propio productor local, por las excelentes soluciones que este modelo ofrece a nivel medioambiental, pero también por el bajo coste económico que supone”, destaca Domínguez, quién profundiza además en otra de las bazas a tener en cuenta: el abonado.
“De esta forma, el agricultor adquiere soberanía con respecto a los insumos que necesita en su explotación, ya que reduce la dependencia del exterior gracias a un proceso que le brinda un abono estable y de calidad que repercute en la productividad de su finca. Si el abono es local ya tienes una ventaja, pero si además se obtiene de tus propios residuos el beneficio es enorme”, recalca.
UN COMPOST CON LAS MEJORES PROPIEDADES
El compost está elaborado a partir de restos de vegetales procedentes del empaquetado de plátano, de la poda de jardines y limpieza de montes y pinillo.
La puesta en el mercado de la producción de plátanos incluye la recolección de los racimos de las fincas, su transporte a los empaquetados y su procesado, labores que generan una serie de subproductos no aprovechables. Lo mismo sucede con otros sectores como el vitivinícola, el frutícola o incluso, con servicios municipales como la limpieza de jardines y montes, que ahora disponen de una alternativa viable para la gestión de sus propios residuos.
IDEAL PARA LA AGRICULTURA ECOLÓGICA
El compost, rico en nitrógeno y potasio, aporta gran cantidad de materia orgánica, que ayuda a mejorar la fertilidad del suelo y su estructura, lo que se traduce en una mejor aireación y aprovechamiento del agua.
“El proceso es sencillo, seguro y nos brinda la oportunidad de tener a gran escala un producto que es necesario incluso para el desarrollo de modelos de agricultura como el ecológico, que no puede crecer en la isla si depende del exterior para su aporte más básico. Esta apuesta por el compostaje se traduce en un agricultor más autoficiente y con mayor autonomía”, explica el gerente de ADER La Palma.
El compost es un producto estable y de olor agradable con multitud de propiedades beneficiosas para el cultivo del mismo plátano, pero también del aguacate u otros frutales. Incorpora de inmediato nutrientes al suelo que la planta necesita, previene el daño de enfermedades y aumenta la vida en el suelo, ya que estimula la actividad biológica. Al aprovechar los recursos locales, otra de sus características más destacadas es su bajo precio.
“Si contrastamos los costes del proceso en proporción a los excelentes beneficios que se obtienen, el ahorro para el productor es muy significativo. El factor más importante de este programa es que ya hemos determinado cuales son los parámetros que influyen en la correcta transformación de los residuos en un producto bioestabilizado, sabemos que maquinaria hay que usar, cuando hay que usarla, que tipo de componentes hay que añadirle al plátano y cuando hay que añadírselo, y sabemos como es el proceso para que no se dilate más de 9 o 10 semanas”, destaca Domínguez.
La información obtenida se pone a disposición de todas las organizaciones del sector. “Es fácil de aplicar y de adaptar a cualquier zona de la isla, lo que hay que tener es voluntad de hacerlo. Con los datos sobre la mesa, ahora corresponde a una decisión estratégica de cada empresa”, sostiene.
UN MODELO EXPORTABLE A OTRAS COMARCAS
Los datos recogidos avalan la necesidad de proyectar en la isla una red de plantas de compostaje. El modelo podría adaptarse a condiciones climáticas y residuos diferentes, en base a las particularidades y demandas de cada zona.
“Evidentemente habría que racionalizar ese tipo de instalaciones por comarcas. Lo que no se puede tener es una planta por cada operador, no resultaría viable, ni tampoco una única planta insular por una sencilla razón de transporte, que es más caro que cualquier gestión posterior del propio residuo. Cualquier planta de gestión para su destino en fincas, o debe estar cerca de las fincas o debe estar cerca de donde se genere el residuo, para que uno de los dos transporte se ahorre”, apunta.
Son algunas de las claves y parámetros de viabilidad que se extraen de un programa piloto que ofrece a la industria agroalimentaria el acercamiento a una gestión viable y sostenible de los residuos, así como a una tecnología que permite su transformación en un recurso con valor añadido.
Estos contenidos han sido redactados con la colaboración del proyecto PROMOCIÓN DEL DESARROLLO RURAL: POR UN MEDIO RURAL ACTIVO, con la financiación de: